La sorprendente historia del "Escuadrón del Veneno" al que le
debemos que no nos intoxiquemos con los conservantes
Redacción BBC Mundo
·
25 marzo 2017
Derechos de autor de la imagen FDA Image caption El fin era demostrar si
los conservantes podrían perjudicar a las personas en el tiempo.
Hace más de cien años, la
industria de alimentos estaba regida por el caos. No existían los requisitos de
etiquetado, ni pruebas de seguridad ni una buena información sobre los riesgos
de la inclusión de aditivos.
En la década de 1880, por
ejemplo, los mercados de Estados Unidos estaban repletos de productos de mala
calidad e incluso directamente perjudiciales.
Sin control gubernamental, los
productores sustituían con ingredientes más baratos aquellos que aparecían en
las etiquetas.
La miel era diluida con
sirope de glucosa o el aceite de oliva se producía, en realidad, con semillas
de algodón, relata en su página web la Administración de Alimentos y
Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
La situación requería un
cambio, y gran parte de esa reforma es hoy en día atribuida a un científico
llamado Harvey Washington Wiley.
Wiley, fichado por el
Departamento de Agricultura como su químico jefe, persuadió al Congreso de
Estados Unidos para que financiara con US$5.000 un proyecto para examinar los
efectos de componentes químicos y alimentos adulterados sobre el cuerpo.
Wiley organizó en 1902
un grupo de 12 voluntarios jóvenes y sanos que para que probaran en su propio
organismo los efectos de esas sustancias potencialmente perjudiciales.
Y aunque él bautizó el
proyecto como "los ensayos para una mesa higiénica", fue un
reportero del Washington Post el que encontró para ellos el nombre de
"Escuadrón del Veneno", como explicó en un artículo en 2013 la
revista Esquire.
Derechos de autor de la imagen FDA Image caption Wiley es considerado el
padre fundador de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados
Unidos (FDA).
El experimento se llevó a
cabo en un sótano de la que era por aquel entonces la Oficina de Química del
Departamento de Agricultura de Estados Unidos y los voluntarios empezaron a
ingerir sustancias potencialmente peligrosas.
"Cada grupo de 12
hombres [fueron reclutando más a lo largo del experimento] probaba un
conservante, y en los cinco años nunca faltaron voluntarios",
afirma Carol Lewis en un artículo publicado en 2002 en la revista FDA
Consumer.
La comida consistía en
platos típicos como pollo asado, estofado de ternera, espárragos con mantequilla,
bollos calientes y pasteles de frutas frescas con café y crema.
Pero lo que hacía única a
esta dieta es que uno de esos platos incluía una sustancia de prueba elegida
por Wiley, de una lista de conservantes altamente sospechosa utilizada a
menudo en los alimentos.
A pesar del riesgo para su
salud, todos los voluntarios firmaron exenciones absolviendo al gobierno
de la responsabilidad por los posibles efectos secundarios por su participación
en el programa, incluyendo la muerte.
A cambio, ninguno recibía
una paga extra, sólo tres comidas diarias ricas en aditivos.
Experimento
Antes de cada comida los
miembros debían pesarse, tomarse la temperatura y comprobar la frecuencia del
pulso.
También se analizaban las
heces y la orina junto a exámenes físicos semanales.
"El objetivo era
determinar hasta qué nivel los químicos eran retenidos, expulsados o
modificados en sus organismos y si algunos síntomas podían ser atribuidos a
ellos", explicó Dale A. Stirling en un artículo en la revista Toxicological
Sciences.
Derechos de autor de la imagen FDA Image caption Los 12 miembros del
"Escuadrón del Veneno" eran voluntarios.
El primer ingrediente
sospechoso que puso a prueba Wiley fue el bórax, un
mineral que a principios de 1902 era uno de los conservantes más utilizados en
alimentos y que hoy en día se utiliza en detergentes y pesticidas así como
joyería, pinturas, vidrio e incluso para adulterar heroína.
Poco después se dieron
cuenta que el bórax era el causante de numerosos dolores de cabeza, bajas de
temperatura, náuseas y dolor abdominal.
Los experimentos fueron
seguidos con gran interés por el público después de que el "Escuadrón del
Veneno" se hiciera popular entre los medios.
Tras ver que los
periodistas se las arreglaban para entrevistar al cocinero por la ventana de
los bajos del edificio, Wiley empezó a dar a la prensa todos los detalles de su
estudio.
En los experimentos también
se examinaron los efectos del ácido bórico, el sulfato de cobre, el nitrato de
potasio, la sacarina, el ácido sulfúrico y el formaldehido, entre otros.
El científico, según el
artículo de FDA Consumer, puso fin a sus experimentos cuando algunos de
los comensales se pusieron tan enfermos que ya no podían llevar a cabo ninguno
tipo de trabajo debido a los vómitos, náuseas y dolores de estómago que
sufrían.
Derechos de autor de la imagen FDA Image caption Algunos de los
alimentos que se consumían a principios del siglo XX
Pero los resultados
científicos de sus pruebas no fueron muy concluyentes, y Wiley acabó admitiendo
que en muy pequeñas dosis, esos conservantes podían ser inofensivos, aunque
insistió en que era su acumulación y la falta de control sobre ellos lo que
podía suponer un peligro para la salud pública.
Al final, sus esfuerzos y
la valentía de los voluntarios dieron sus frutos.
En 1906, el Congreso aprobó
las primeras leyes destinadas a la regulación de los procesos alimenticios.
De las decenas de hombres
que participaron del estudio, solo uno de ellos, Robert Vance Freeman, falleció
durante los experimentos.
Ocurrió en 1906 y la causa
fue tuberculosis, que de acuerdo con todos los estudios no podía haber sido
provocada por los ensayos.
El resto de los
participantes conservaron un buen estado de salud.
El último que murió,
William O Robinson, lo hizo a los 94 años, en 1979.
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